Como leen bien, a menos de 2 años de una gran reforma tributaria, nos vemos enfrentados a una nueva. Sería la 6ª en 10 años.
El año 2010 el motivo fue la reconstrucción del país. Los años 2012 y 2014, financiar la educación. El 2016, aunque suene a broma, arreglar lo que arruinó la de 2014 y el 2020, finalmente, el legislador reformó el sistema tributario, por una necesidad netamente tributaria.
Cada peso pagado en impuestos es un peso que los políticos creen que manejarán mejor que la población, es decir, usted y yo. Al respecto, yo me pregunto varias cosas:
- ¿Cuál fue el resultado de cada una de estas modificaciones?
- ¿Se recaudó lo proyectado?
Y más importante aún:
- ¿Se cumplió el objetivo?
- ¿Cómo se gastó el dinero recaudado?
- ¿Se invirtió todo ese dinero en levantar el país y en educar a su población o más bien los gobiernos simplemente aumentaron el número de empleados públicos?
Por otro lado, no podemos dejar de preguntarnos:
- ¿Se ha medido el impacto que tiene en el mercado la constante modificación de las reglas del juego?
- ¿Conocen las pymes y personas todos los cambios ocurridos?
- ¿Cómo ha impactado en los negocios los cambios ya descritos?
- ¿Cómo ha impactado en el cumplimiento tributario la imposición de cambio tras cambio?
- ¿Se ha capacitado adecuadamente al SII y TGR?
- ¿Se ha capacitado a las pymes?
Finalmente, otro set de preguntas
- ¿Por qué no se piensa en dejar de gastar en lugar de subir los ingresos?
- ¿Era posible mejorar las pensiones, reduciendo el gasto fiscal?
- ¿Se justifica un estado tan grande con los niveles de tecnología de hoy en día?
- ¿Se ha medido el impacto en el bolsillo de la población el costo de eliminar estas exenciones?
Planteo entonces, a los señores políticos, que solo una vez que tengamos respuestas fundadamente satisfactorias y nos den cuenta de lo que han hecho con el dinero recaudado, recién allí, discutamos sobre subir impuestos.
Claudio Albornoz – Abogado
